martes, 4 de agosto de 2009

Chemistry


Quizás se deba a las relaciones más secas que líquidas, a la insoportable posmodernidad del yogur ser o simplemente, rubios cerebritos, a la naturaleza humana.
Todo rubio - natural o tuneado - que tenga un poco de experiencia en el fétido pantano
de la vida amorosa alguna vez se encontró
moqueando frente a una ventana, un escobillón, o un enchufe preguntándose incrédulo “-¿Por qué?”
Efectivamente, el tarado o la yegua en quien habías depositado tus más sinceras y gansas proyecciones infantiles acerca del Amor y sus funciones integradas y derivadas, estuvo, está o planea estar en breve intercambiando fluídos íntimos con otra entidad viviente.
Es preciso entender, blondas palomitas, que la monogamia tiene menos vida que una mariposa engripada.
A saber:
Tenemos una pila de advertencias químicas, físicas y matemáticas al respecto, que arrojan luz sobre la materia oscura. En cualquier manualucho de química orgánica duermen incomprendidas innumerables verdades acerca del amor, su principio, sus minutos de fama y su penosa pero no impredecible declinación.
Con el tiempo, los receptores nerviosos que saltaban de alegría cuando aparecía la luz de tus ojos amblíopes se cansan, deciden que el kick boxing ya fue y que ahora quieren tai chi con la wedding planner. ¿Y entonces?
No sos vos! Es la química!
Aceptemos nuestros caprichos sinápticos y dejemos que las dendritas se entretengan sin pedirnos permiso!
Ni hablar de las retorcidas reacciones conductuales de la rubiandad: si sos brillante el otro te admira hasta que se siente opaco, si sos bueno, se aburre ante la presunción de tu nobleza inquebrantable, si sos linda, los celos florecerán destruyendo la poca estima conque contaba el celoso, si sos malo, caprichoso y egoísta todo andará sobre rieles hasta que tu pareja se tope con algún psicólogo esclarecido y al cabo de tres sesiones te demolerá tu apacible y despreocupada existencia.
No obstante, hay una excepción llamada Forbidden Love, que pone a los receptores en estado de revolución permanente, los vuelve ciegos, sordos, mudos, pelotudos y resistentes a las tormentas solares, dándole más velocidad a las calesitas desenfrenadas sobre las cuales giran los citados aminoácidos. No hay con qué darles!
Se sugiere desde esta editorial hacer caso omiso de los amores prohibidos y escuchar el tema “Pastillas para no soñar” cada media hora.

Anyways, ojalá se enamoren!

No hay comentarios:

Publicar un comentario