miércoles, 29 de abril de 2009

Fragilitatis


Feliz día del animal mis queridos contertulios!

La Dra. Elle Woods volvió a la Argentina después de sus investigaciones científicas en la Estación Espacial Internacional, donde ocurrió un pequeño percance con un frasquito y cierto material virósico Roche que cayó en el Distrito Federal…

Ahora que hace calor en otoño y las hojas no caen, las sandalias persisten y Susan Boyle canta y las viejas que pueden caminar se levantan, parece que las cosas se han vuelto más relativas que lo habitual.

“El cielo caerá sobre nuestras cabezas, pero eso no será mañana.” decía Panoramix,
pero de repente repelente, nuestros sueños huelen a fuyi vape, y dormimos con una remera a mano para estampillar contra la pared a los fucking dengues que no parecen tener nariz.

Y de una semana para la otra, aunque casi nunca prendo la tele, pasamos de las candidaturas testimoniales (-¿qué hace falta para demostrar que toda candidatura es buitre en este país, venga de dónde venga? ¿Por qué tanto revuelo?-) a la pandemónica pandemia, al penoso recuerdo de nuestra fragilidad constitutiva.

Ya no nos tomamos cinco minutos con el tecito, hay setenta farmacias y ningún barbijo en el barrio, tenemos miedo de extrañar los besos que todavía no dimos y se nota que vimos muchas pelis estilo 12 Monos. Y si.

Y no me digan que todo es igual en sus rubias cabecitas. Al menos yo no me casaría vía Mexico hoy. Alcohol en gel, vitamina C, pasajeros en trance... (¿Cuántos microbios hay en un micro?)

Y si las guerras ahora son digitales, las enfermedades también, darlings.
Entonces hay mapas en google, estadísticas, aeropuertos cerrados y los mercados siguen con cólera cagándose en todo, en la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte nos separe o hasta que algún iluminado los fumigue por siempre jamás.

Y cada estornudo está escaneado y la fiebre no respeta el sábado por la noche.
Y ya no estamos tan locos por las compras.
Y si pudiera volver el tiempo atrás, quisiera que aquel frasquito no se hubiera caído.

Pero como dijo Pandora, tanto va la mano a la caja que al final la abre.
Lo único rescatable de los virus, es que no son clasistas, dear friends.
Estamos todos como cuando vinieron de España…

Les dejo saludos y pregunto ¿quién nos ha robado el mes de abril? ¿O me sucede sólo a mi?